jueves, 9 de diciembre de 2010

Historia de Cádiz mediante su patrimonio

El origen: Gadir fenicia 
 
Existen distintas versiones sobre el origen de Cádiz, desde las que la ligaron a los héroes del ciclo troyano, Hércules o los Geryones, hasta la que ha prevalecido históricamente, la fundación Tiria o Fenicia.
Gadir, primitivo nombre fenicio de Cádiz, y que significa etimológicamente castillo, fortaleza o, en general, recinto amurado, fue el enclave fenicio más importante de la Antigüedad en la península Ibérica. La tradición clásica sitúa su fundación 80 años después de la guerra de Troya, en el 1104 a. C., lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas.
Gadir fue fundada por navegantes fenicios de Tiro para explotar las ricas rutas atlánticas del estaño, del cobre y el mercado tartésico-turdetano. Fue conocida por los griegos como Gádeira y por los romanos como Gades; y es de ambas de donde viene el gentilicio gaditano. En ella se erigieron diversos templos dedicados a las divinidades. Entre ellos destacan el de Cronos o el de Melkart, atribuido a la divinidad de Hércules y situado en el islote de Sancti Petri.
Fue metrópoli de las ciudades y factorías fenicias atlánticas hasta la ascensión de Cartago. A la muerte del rey Argantonio, hacia 530 a. C., estalla una guerra entre los fenicios y los tartesios. Se pidió ayuda a Cartago ante la mayor presión que ejercían los tartesios (lo que terminó en la extinción de la civilización tartésica) y griegos focenses.

De la época fenicia se conservan en el Museo de Cádiz algunos restos. Entre ellos destacan: 





  • Sarcófagos antropoides; corresponden a un tipo de enterramiento individual que consistía en una cámara individual formada por grandes sillares de piedra ostionera, dentro de la que se introducían los sarcófagos. Tienen cierto carácter de retrato. Los dos que se conservan datan del siglo V a.C. El sarcófago masculino fue encontrado en 1887 en la Punta de Vaca y es de unos 70 años anterior al femenino. El femenino se encontró en 1980, en un solar de la calle Parlamento.
  • Ánforas fenicias; estas ánforas, usadas para conservar y transportar productos como las salsas de pescado (garum) tienen el cuerpo pequeño, la boca y el cuello medianamente anchos y dos asas.
  • Diosa Astarté; los fenicios, al fundar Gadir, trajeron consigo a sus dioses, una de las principales fue Astarté (Ashtart). Esta diosa femenina representaba el culto a la madre tierra, el amor y la fertilidad.
Gades romana
El reconocimiento de la supremacía romana, 205 a.C. transformó la estrategia de la ciudad. Como consecuencia del incremento del comercio, aumentó su población y empezó a construirse una nueva ciudad frente a la existente, lo que significó el primer ensanche planificado de Cádiz.
Además de nuevos elementos referenciales como el teatro romano o los templos de Minerva y Saturno, los cambios más importantes se refieren al ámbito de las infraestructuras. Se refuerzan las comunicaciones terrestres y Cádiz se comunica con el resto de la península a través del puente Suazo, de origen fenicio.

A partir del siglo III, comienza la decadencia económica de la ciudad y su consiguiente despoblación, de la que no se recuperará hasta el descubrimiento de América.
De los restos romanos que aún perviven en Cádiz destaca sobre todo el teatro romano, localizado en el barrio del Pópulo, entre la Catedral Vieja y el Arco de los Blancos. Data de finales del siglo I a. C. y fue mandado a construir por Balbo.
Del acueducto romano también se pueden ver restos procedentes de la Playa de Cortadura, pero expuestos en la Plaza Blas Infante. Este acueducto partía de los manantiales del Tempul y llegaba a la ciudad tras un recorrido de más de 70 km. Algunos tramos discurrían sobre arcadas y muros, otros en una canalización cerrada. Estos tramos de canalización cerrada estaban compuestos por sillares de piedra, engastados entre sí con rebajes y salientes, perforados y ensamblados con mortero de cal. 

En el Museo de Cádiz se conservan también ánforas romanas, que se diferencian de las fenicias por ser de gran tamaño y de boca más estrecha. Casi todas terminan en punta, a fin de poder clavarlas en el suelo y mantenerse verticales. Las más alargadas servían para transportar el vino, las más redondeadas para transportar aceite o aceitunas. Las de boca amplia se utilizaban para el transporte de fruta.
En este mismo museo se conserva también la Tumba de Cista Sillares, que pertenece al Siglo I d.C. Está formada por sillares regulares de piedra ostionera colocados verticalmente en sus laterales, y horizontalmente en la cubierta. Contiene el esqueleto de un adulto en posición decúbito supino.

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